la habitacion era decentemente comoda, pero no entiendo por qué no me ofrecieron un upgrade, claramente lo merecía. la musica de ambiente me obligó a encender el aire acondicionado, algo innecesario. ah! y a las 21:30 ya no hay cena en el pueblo, que increible descuido. estaba tan listo para un buen review, pero no pudo ser.

La habitación tenía vistas preciosas al

mar y estaba decorada muy acogedoramente. La atención del personal fue excepcional durante nuestra estancia de dos noches, aunque la llegada al hotel por las calles estrechas puede ser un poco desafiante. El desayuno en la terraza era delicioso y lleno de productos frescos.

Las instalaciones tienen un encanto especial y están decoradas con gusto. Las vistas desde la terraza son impresionantes, especialmente al amanecer o al atardecer, lo que añade un toque mágico a la estancia.

Llegamos durante las fiestas del pueblo, lo cual dificultó el acceso al aparcamiento del hotel, aunque hay opciones de pago cerca. Además, la música de ambiente en la ventana me obligó a cerrar las ventanas y usar aire acondicionado, algo que puede ser molesto para algunos. Por último, a las 21:30 ya no hay opciones para cenar en el pueblo, lo que te deja teniendo que desplazarte a Esporles si quieres comer algo después de esa hora.

1 Desayuno casero increíble
2 Vistas espectaculares desde la habitación
3 Atención excepcional de Penny y Sebastián

1 Acceso complicado por calles estrechas
2 Opciones limitadas para cenar en el pueblo

el desayuno es impresionante y lleno de comida casera. el acceso al aparcamiento es complicado.

Ay, el desayuno! Desde el pisto manchego hasta las deliciosas cocas caseras, es una fiesta para el paladar. Además, la habitación era un auténtico remanso de paz, ¡perfecta para desconectar! Las vistas desde la terraza son simplemente impresionantes y te hacen sentir en una película romántica.

El acceso al hotel es una aventura, con esas calles estrechas que te ponen los nervios de punta. Además, la comida en el restaurante es un poco cara comparada con otros sitios de la isla, y aunque fue aceptable, no me atrevería a repetirla. Un pequeño detalle, unas tazas y un bote más grande para la basura habrían hecho la estancia aún mejor.

El hotel Son Borguny ofrece un entorno acogedor en Banyalbufar, con vistas espectaculares al mar. Las habitaciones son cómodas y limpias, pero el acceso en coche puede ser un reto debido a las estrechas calles del pueblo. El desayuno es variado y muy bueno, ideal para empezar el día con energía.

La atención de todo el personal, desde Penny hasta Sebastián, fue increíble. Nos prepararon un delicioso desayuno con especialidades mediterráneas y frutas frescas. hicieron un esfuerzo extra para satisfacer nuestras necesidades dietéticas, ¡un gran detalle!. Las vistas desde nuestra habitación eran espectaculares, llenas de magia. La ubicación, un rincón encantador en la colina, nos brindó tranquilidad absoluta.

El acceso al aparcamiento podría ser complicado para algunos, pero con ayuda del personal fue manejable.

La habitación era genial, muy cómoda y espaciosa. Todo super limpio y decorada con buen gusto. La cama era lo más, perfecta para descansar después de un día explorando. Aunque no teníamos vistas al mar, la tranquilidad del lugar hacía que todo valiera la pena. El ambiente del hotel es acogedor, así que te sientes como en casa. Sin duda, un buen lugar para relajarte.

Una gran opción para un paseo por la tarde en Banyalbufar, con una buena relación calidad-precio. La atención de la dueña es excepcional, siempre dispuesta a ayudar y hacerte sentir como en casa. Recomiendo investigar sobre las rutas a pie cercanas, son geniales.

el entorno, la atención de penny y su familia hicieron que me sintiera como en casa. el desayuno, lleno de deliciosas cocas caseras, superó mis expectativas.

falta un poco más de variedad en desayunos.

experiencia encantadora pero algo desafiante al llegar

El trato excepcional de la dueña hizo que cada momento se sintiera especial. Las tartas deliciosas en el desayuno son una verdadera delicia, y la flexibilidad para preparar platos al gusto es un gran plus.

El acceso al hotel puede ser complicado por las calles estrechas.

Desayuno casero increíble y vistas espectaculares, pero el acceso es complicado.